El huevo

01.08.2017

-¡Criz!...¡¿Criz, dónde estás?!-gritaba Grenat desde el centro del valle hacia todas direcciones, en busca de Criz.-Cuando te encuentre te juro que te irá muy mal.

-¡Oh, creo que me irá muy mal!-dijo Criz a Grenat desde algún arbusto!.

-Te encontraré, y desearás haber salido cuando pudiste.

La verdad, creo que el amor entre los niños (no entre los jóvenes, lo niños) es algo hermoso, porque...es puro y honesto, solo piensan en hacer que la otra persona esté cómoda y feliz.

-¡Te encontré Criz!-exclamaba Grenat mientras se asomaba en un arbusto para al final darse cuenta de que Criz no estaba ahí.

Se sentó sobre el pasto verde a la luz del atardecer, como si esperara que en realidad fuera el alba, miró al cielo y su rostro se transformó a uno de nostalgia, o eso logré notar al menos, pero mientras ella estaba distraida sonriendo levemente en el suelo mientras miraba al cielo se acercó Criz por la espalda para darle un susto. Se persiguieron uno al otro. Fue muy divertido ver cómo daban vueltas siguiéndose. 

Después de un rato ambos se sentaron en el suelo para despedir al Sol, el cual se ocultaba a lo lejos del valle con dos montañas a sus lados, podría incluso compararlo con la llema de un huevo saliendo de este y derramándose, dejándose llevar a donde el destino quisiera.

-Oye Grenat...tú...tú...-pronunció Criz con inseguridad.

-¿Si Criz?-respondió Grenat.

-Tú...¿Q-qué opinas de los soldados? Son gente genial ¿No crees?-dijo inseguro Criz.

-Mm...-Grenat se quedó un rato mirando al suelo mientras pensaba.-Supongo, aunque matan gente...y eso no me gusta, no quiero que nadie sufra, todos deben de ser felices.

-Eso es muy cierto...oye Grenat....

-¿Si?

-¿C-crees...crees que soy torpe?-dijo Criz mientras volteaba a una de las montañas haciendo que Grenat no pudiera ver su rostro.

-Pues...la verdad no, eres muy inteligente.

-¡¿De verdad?! ¡¿No me engañas?!-dijo Criz entusiasmado.

-Pero por supuesto Criz, eres un chico muy lindo ¡Hum!- tras decir esto último Grenat se tapó la boca con ambas manos mientras sus nervios aumentaban.

-¿Qué pasa Grenat? ¿Viste un fantasma? o...¡Ya sé! ¡¿Viste un soldado?! ¡¿Dónde?! Yo te protegeré.

-No...no vi ningún soldado.

-¿Entonces? ¿Qué pasó?

-No fue nada.

-De acuerdo-dijo Criz mientras sostenía la mano de Grenat.

Suspiraron mientras se veían mutuamente a los ojos, luego elevaron la vista al cielo para ver cómo aparecián las estrellas, todas tan radiantes e inolvidables, como aquel día, día del cual surgiría el dragón.

-Criz...-dijo Grenat.

-Dime-respondió Criz.

-¿Crees en el amor?

-Claro que si.

-Y...¿Te gusta alguien?

-Si.

-¿Puedo saber quién?

-Mm...no.

-¿Por qué no?

-Porque no quiero.

-¡Esa no es una razón!

-No importa, solo...prométeme algo.

-Dame una razón, no me quieres decir quién te gusta y ¿Quieres que te prometa algo?

-Por favor.

-Está bien...¿Qué quieres que te prometa?

-Que nunca me olvides, que siempre seamos amigos y estemos juntos, por favor.

-Si, te lo prometo.

-Muchas gracias-dijo Criz mientras besaba la mejilla de Grenat.-Eres la mejor.

Bueno, suopngo que ya es tarde, tienen que entrar a la tienda, pues mañana regresaremos a la ciudad, luego tengo que dejar a Grenat en su casa.

-¡Niños! ¡Criz, Grenat! ¡Ya vuelvan que nos tenemos que levantar temprano para ir a la ciudad cuando no haya muchos carros!-dije mientras sostenía un ramo de crisantemos.


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